El homúnculo
Boñiga de caballo y
esperma humano. Receta para un homúnculo. Lleva en sí la contradicción de su
existencia, el terror de su origen. Como el bufón del rey Lear, habla de modo
insidioso y hermético, por pura contradicción, por pura nausea. Es un invento, algo
que sabe su procedencia, por eso maldice. No tiene opción al mito. Es demasiado
concreto, demasiado explicado. De allí su rabia y sus ganas de matar; su odio
al progenitor. En sus horas más lamentables, en su enfrentamiento con su
enemigo que es su padre, decide explicarle su verdad. Después de escupirlo mil
veces sobre el suelo, después de arrastrarlo y pisotearlo demencialmente, le
dice: "Maldito perro, ojalá al menos fueras una duda, un dios de la fe
ciega, a quien adorar, por quien matar. Desdichado, inmundo y obsceno hijo de la maldición... Ojalá no fueses mi creador, sino mi
dios".
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