3.02 Del Tractatus logico-philosophicus


3.02 Un pensamiento contiene la posibilidad de la situación que él piensa. Lo que es pensable es también posible.


El hecho de que la forma del pensamiento es tomada como forma del mundo y el mundo sólo expresable mediante dicha forma, trae de la mano, justamente, lo contrario a ello. Desde luego lo pensable está en una proposición con sentido; nadie puede pensar fuera de un sentido, es imposible. Por lo tanto la posibilidad del mundo se restringe a todo lo pensable en proposiciones con sentido. Evidentemente Wittgenstein no propone tal presunción, ya que lo que quiere decir no es que sólo lo pensable es posible, sino que es posible que exista algún caso en particular que coincida con la configuración de algún pensamiento lógico, con lo que queda la incomodidad de no saber cuántos hechos se nos escapan. Pero qué tal si cambiamos un poco el inciso y decimos: "También lo pensable es posible". Porque salvo que seamos capaces de ser aquello mismo que buscamos pensar, nadie me dice que hayan cosas fuera de lo pensable, que no sean posibles. Y por aquí caemos en esta otra situación bastante más escabrosa: No necesariamente la forma lógica del pensamiento ha de coincidir con la forma (cualquiera que sea) del mundo; o de los hechos. El mundo puede ser como lo impensable. O en un modo radical, el mundo no es como lo pensable. ¿Y si el mundo carece de lógica y lo que vemos lógico en él, es simplemente nuestro propio actuar? Es posible — y esta mera posibilidad ya es suficiente para presentir una desgarradora tragedia— que la forma del mundo, o de lo posible, o de los hechos, no sea ni siquiera forma, y que sea algo tan extraordinariamente distinto de nuestras elementales configuraciones lógicas y necesarias para la existencia, que jamás podremos pensar absolutamente nada de él. Sé que se puede argumentar todo y con toda razón en contra de esto, lo acepto, sé que hay multitud de evidencias que me liquidan. Pero es la certeza de estas posibilidades la que nos hace ver, que es dable la existencia de algo ahí fuera, cuya imposibilidad de tener comunión, por cualquiera de los medios imaginables, (desde el pensamiento, la intuición o las muelas) con nosotros, es total. ¡Magnífico!

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