La verdad de un Filósofo y nuestra idiotez. (O levísima meditación taciturna entendiendo a Wittgenstein)
Para que un filósofo fuera verdadero, hacía falta creer en él. Más esto, lo hacía falso. En nuestros tiempos, no sólo hace falta creer en él, sino, además hace falta, que tú mismo te mientas. Mas esto, te hace idiota... ¿Qué queda? Unos cuantos preciosos libros de "poesía" que leer... pero ninguna verdad. Y esta magnífica certeza, queridos hermanos, es lo mejor de todo...
Comentarios
En cuanto a la verdad, no es más que una quimera a la que el ególatra aspira por defecto, su pericia consiste en venderla con apariencia de verdad, un supremo ejercicio de retórica, la astucia del lector consiste en desmontarla.
Un blog interesante, te seguiré.