Contra pesimistas.
Podría
ahora mismo vivir el más desdichado de los acabamientos, la penuria
de las penurias y revolcarme en la nada... Pero no quiero. Más allá
de aquella África, más allá del Turkana, hay un río de aguas
puras y brillo tintineante. No está al alcance de mi mano que
juguetea entre nubes como si ella fuera un velo de luz. Sólo puedo
imaginarlo; y no ni siquiera a él y sus aguas tintineantes. La vida
diera por tener su imagen en la mente sostenida durante el instante
en que se propaga la luz de mi mano que ondea. Sólo puedo imaginar
que deseo su existencia. Sólo puedo crear para mí ese deseo. Lo
creo, nace en mí y rutila... Y esto me basta... Me basta.
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