El mundo Cámbrico

(Idea para una fabulosa recreación poética)


Hay pocas cosas en la vida que producen ese asombro cósmico propio de lo lógicamente extraordinario. Aunque si ya habéis leido alguna otra de mis entradas por ahí, os daréis cuenta que no me refiero con "lógicamente" a algo propiamente factual. Se trata mas bien, de algo que a pesar de su naturaleza descomunal, sige obedeciendo a esas leyes lógicas que no podemos describir. La intuición de dicha condición, de un orden formal dentro del espectaculo sobrenatural que se nos presenta, sólo consigue hacernos ver lo miserable de nuestras representaciones abstractas más consumadas. Y, sobre todo, lo maravilloso que es el mundo.

En mi caso, algunas veces me ha apresado esa perplejidad que llega después de ver algo verdaderamente magnífico: Nietzsche, Macbeth, La Teoría de la relatividad, La Teoría neutra de la evolución molecular, la Mecánica Cuántica, el Tractaus Logico-Philosoficus. Para mí, suele tratarse de cosas que por lo general rompen alguna esfera y me lanzan hacia una dimensión y una nueva configuración de mi propio entendimiento, infinitamente más allá de cualquier concepción que sea imaginable. Quizá encuentro coincidencia con algún arcano habitante de mi propia mente, que en ese momento se revela en todo su esplendor, unificando bellamente algunos “cabos sueltos” de todo el conjunto de mi universo. Quizá una simple idea aparentemente “rara”, genera en mi mente toda una corriente de creación, produciendo al final, una comunión de dos o más cosas muy grandes y aparentemente irreconciliables. Y no es que crea que mi pensamiento encierre alguna verdad. Es simplemente una miserable representación, que me sirve a mí para recrearme, creando algún que otro mundillo, donde poder recrearse de cuando en cuando. Es un simple juguete de la vida. Fulano pescará, mengano beberá, etc.; yo, hago otra cosa que me divierte igual y creo sentir el mismo placer que siente un hombre que pesca una buena pieza largamente esperada. No creo en lo que sé. Creo más en aquellos momentos especiales que paso con mis hijos. Y definitivamente, puesto que no todos tenemos el pribilegio de irnos de pesca con suma tranquilidad, creo en la fortuna de poder contar de algunos momentos especiales del día para escribir esta y otras cosas.

Hay mucha gente grande que no ha conseguido deslumbrarme. Quizá se deba a que mi propio pensamiento, sólo requiere de algunas ligeras perturbaciones para remodelarse y reconstruirse en un edificio más sólido y armonioso. En esto y visto por otro ángulo, quizá me identifico plenamente con Wittgenstein: “Si mis anotaciones no aportan ningún sello propio que las señale como mías, no quiero tampoco reclamarlas ya como mi propiedad”. ¿Porqué ocuparme o alertarme cuando mi pensamiento encuentra algo suyo igual a lo ajeno?… Sólo lo que no le es común cobra algún significado.

Dos características, me parecen fundamentales en cualquier evento que pretenda entrar en dicho edificio: La intuición de su lógica interna y que sea insólito. Quizá por eso la Filosofía, después de sorprenderme con Platón, no lo consiguió nuevamente hasta Nietzsche y después con Wittgenstein. Soy biólogo, y como tal, siempre me intereso por las propias fábulas de esta ciencia. En este “mundo” en particular, sí me he encontrando con algo universal e insólito que aún me tiene perplejo: La explosión del Cámbrico.

Se ve uno, ante algo verdaderamente portentoso; y esa credulidad infantil sobre que lo portentoso pertenece al mundo de la fantasía, desaparece en el preciso instante en que el profundo mensaje de aquel mundo, queda manifiesto en el hecho de su existencia y de su lógica interna, aunque tremendamente exhuberante e indecifrable, valedera al momento de concebir el fenómeno. La explosión cámbrica agrede nuestra necesidad de seguridad en el conocimiento, nos deja con trémulas rodillas ante el hecho de que la vieja concepción de la vida y la evolución, están aún lejos de la verdadera y revoltosa poesía de lo que es realmente la existencia de estos maravillosos seres. Quiero decir, que el evento cámbrico, pierde naturalidad cuando el lenguaje científico, tal como es hoy, se atreve a describirlo. No obstante para la poesía, que sigue unas normas mas cercanas a una configuración estética, en un regalo de oro. Es que hay algo en ese mundo que habla propiamente en términos poéticos y que a cualquier científico le saca de su sitio, o le conmueve hasta la belleza:

“Soy una forma surgida de un misterio.

En mí hay una realidad incomprensible.

Soy producto de un hecho fabuloso.

Pierdes el tiempo calzándome una fórmula.

Hace falta que te desates como yo,

para que puedas elevarte hasta mi figura”.


La explosión cámbrica semeja más a un estallido de pequeñas, sutiles y maliciosas divinidades, donde el ser humano que puede ser más feliz en esa nube formadora es un poeta, o propiamente un diablo, quien no se hace preguntas respecto a nada, simplemente disfruta del éxtasis creativo. Da la impresión de que los seres vivos hace 550 millones de años se pusieron de acuerdo en hacer lo que la vida sabe hacer mejor: proliferar en formas. Ciertamente hay explicaciones para ello: El espacio lógico inmediato de posibilidades, vacío y con una inmensa necesidad de llenura, aspiro hacia sí la enorme potencia de las primeras y más sencillas formas pluricelulares, hasta conseguir una exhuberancia singular. Válido, pero nos vemos obligados a forzar el intelecto para expresar este fenómeno tan importante y extraordinario. Debemos acercarnos a expresiones y postulados próximos, muy próximos, a una especulación estética de la realidad. El conocimiento de dicha realidad, pierde la frialdad que le caracteriza y se enciende emitiendo los famosos destellos que en otro momento han sido los fotones en la dinámica atómica.

El reino animal se divide en Filos, que son, digamos, los grupos arquetípicos más grandes después de los reinos. Un filo contiene unas cuantas características fundamentales que agrupan por lo general a una enorme cantidad de especies. Por decir, el Filo de los Cordados, tiene una característica única en él y que está presente en todos sus miembros, aunque sea en la fase embrionaria: la Notocorda (Ver en la siguiente figura):



Pues en este Filo encontramos aproximadamente 61000 especies, desde el hombre (mamíferos), hasta los tunicados: (estas primorosas criaturas que en nada se parecen a nosotros):



Toda esta inmensa variedad, sólo en un Filo. Bien, lo que hace que a uno se le ponga la piel de gallina es que en la explosión cámbrica, en un lapso posiblemente no superior a unos 40 millones de años, aparecieron de modo repentino todos los filos de la actualidad y posiblemente no pocos más ya extintos, (tener en cuenta que para un reloj geológico, 40 millones de años es como hablar de "un par de minutos"). "Justo después" de ¡casi 3000 millones de años de vida unicelular! Obviamente esto tiene una explicación científica como ya he mensionado. Pero independientemente de la explicación científica, y por más que se encuentre el “modelo” que explique todo. El evento mismo, explicado coherentemente y todo, es extraordinario y nos hace contemplar, a pesar de un perfecto y frío lenguaje científico, el rostro de algo sencillamente divino. Hasta día de hoy, no se ha generado un Filo más; hasta día de hoy, no ha habido algo semejante. Es como si la vida, la naturaleza en cuanto a su multiformidad animal, quedó definida en un solo y soberbio instante de inspiración evolutiva, de una vez y para siempre. Si el primer cordado dio origen a todas esas 61000 especies. Imaginaros que hubiera producido algo como esto:




Se llama Halucigenia, no se sabe realmente qué fue (un Filo extinguido). Ya por el nombre y por el aspecto más bien extraterrestre, uno puede entender la confusión que producen estos raros organismos.

O esto:



El enigmático Opabinia con sus cinco ojos y su trompa prensil. O el espectacular Anomalocaris, el gran depredador de los mares cámbricos. Inclasificable a día de hoy. (Otro Filo extinguido):



Estos animales de "ficción", son el mensaje de un hecho desproporcionado de la vida. Nos muestran que existen otras leyes aún no entendidas que producen una multiformidad que ralla lo orgiástico (qué tan cercano a la vida queda este término). Nos hacen pensar en el enorme poder de la naturaleza, en su suprema condición prótea, en su desaforada fuerza que no contempla al ser humano que desfallece en sus pretensiones, al enfrentarse a ese vendaval que le sobrepasa. Un animal como Halucigenia, nos está diciendo que la vida es algo inexplicable hasta la última palabra, que la vida es algo mágico y lleno de un irresoluble misterio que jamás podremos alcanzar a vislumbrar. Tan igual como lo es la dualidad onda partícula en la Física Cuántica, o el aún más sorprendente fenómeno de entrelazamiento.

Sí, hay una lógica en todo esto, pero aún no sabemos cómo es, y quien sabe si la conoceremos algún día.

Esto da licencia a la poesía para recrear algo propio de su lenguaje... "Lucifer II"... ¿o III?... Quizá, quizá...


(Lectura recomendada: "La vida maravillosa" de Jay Gould)


Comentarios

Joaquín Regadera ha dicho que…
en general, un blog francamente interesante. saludos.

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